Semblanza del P. Vicente Pazos González, uno de los pioneros y forjadores de la Universidad de Piura. La vio nacer, crecer y participó en sus primeros grandes pasos.
Por Elena Belletich Ruiz. 26 mayo, 2015.Don Vicente Pazos había llegado al Perú el 8 de enero de 1962, como Consiliario del Opus Dei en el Perú (Vicario regional). Antes de venir, había vivido en Roma, muy cerca de san Josemaría. Ahí también había coincidido con el beato Álvaro del Portillo, y con el actual Prelado del Opus Dei. Poco después, recibió de san Josemaría el encargo de estudiar la posible creación de una Universidad en el Perú.
Por ello, visitó Piura, el 24 de abril de 1966, con el primer grupo pionero. Viajó junto a los doctores Eugenio Giménez, José Navarro y Antonio Ducay, para conocer el entorno y las posibilidades para la creación de la Universidad.
Había nacido en Zaragoza (España) el 19 de setiembre de 1931; estudiado Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela; y un doctorado en Derecho Canónico, en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino (Angelicum). El 11 de diciembre, cumpliría 60 años de sacerdote, nos comentó hace poco.
Durante unos 20 años, fue el Capellán Mayor de la UDEP. Poco a poco su alta figura (por la que a veces le hemos llamado Gran Capellán, en lugar de Capellán Mayor) se hizo conocida en todo el campus. También en muchas oficinas, especialmente en Publicidad, a donde acudía cada semana a seguir personalmente el diseño y la revisión cuidadosa del boletín Capellanía Informa; y en Dircom, cuando había que informar algo importante; por cierto, siempre tenía sus escritos (artículos, homilías) para publicar, con mucha antelación; los preparaba muy bien y los enviaba. Sabía que así facilitaba el trabajo de otros.
“Año a año lo tuvimos presidiendo, como Vice Gran Canciller, las ceremonias de Apertura y otros actos académicos importantes de la Universidad. Por ejemplo, estuvo en la Inauguración de la Ermita y Bendición de las imágenes, el 17 de noviembre de 1982. Desde entonces, en algunas oportunidades, celebraba la misa allí con diversos motivos.”, señala el doctor Antonio Mabres, exrector de esta casa de estudios.
Cuando san Josemaría vino al Perú (julio de 1974), recuerda el exrector, “al P. Pazos le tocó estar con él en todos los encuentros que tuvo con distintos grupos de gente: varios de ellos con presencia de muchos profesores y alumnos de UDEP. Destaca la tertulia en Miralba (14 de julio) en la que San Josemaría se expresó con cariño sobre la UDEP, a raíz de una pregunta de la Sra. Clarita Hilbck de Balarezo (piurana)”.
El doctor Mabres también destaca la gran inteligencia del P. Pazos, así como “su capacidad de estar, con previsión, en todos los detalles. Su carácter serio y hasta adusto escondía un gran corazón”, menciona.
Cristiano fidelísimo y también fidelísimo discípulo de san Josemaría, el Fundador de la Universidad a quien conoció personalmente, transmitía a través de Capellanía Informa diversas enseñanzas y comentarios, propios y de diversos autores, sobre temas de preocupación vigente como: castidad y homosexualidad; el dolor y el sufrimiento, ciencia y Dios; la cultura humanista de Juan Pablo II, cómo comunicar la fe; natalidad y crisis económica, entre muchos otros; o comentarios sobre encíclicas y diversos documentos papales.
Estaba muy pendiente de la realidad aquí y en el mundo. El profesor Enrique Banús comenta: “muchas veces cuando coincidíamos en Lima me hacía alguna pregunta relacionada con la situación internacional. ‘Enrique, ¿tú nos puedes explicar eso del Estado Islámico…?’ Este era, por ejemplo, un tema que le preocupaba mucho. La última breve conversación que mantuve con él, el jueves pasado, giró en torno a este hecho. Me había preguntado por la situación en Irak y Siria, si tenía algún dato más allá de lo publicado. Le tuve que decepcionar porque no tenía mucha más información de la que traía la prensa”.
Como persona (sacerdote desde hacía casi 60 años) también le preocupaban los males que aquejan a la sociedad, como el relativismo imperante: “Todo es relativo. No hay verdades y, si el relativismo manda, se comprende entonces la corrupción y todo el desbarajuste que tenemos hoy”. Sin embargo, se mostró muy optimista, por ejemplo, respecto al sínodo sobre las familias que se viene preparando. “Creo que hay que apelar a la misericordia de Dios. El Papa va por ese camino. En diciembre empieza un año santo, que ha instituido y dedicado a la Misericordia de Dios. Hay que pedirle a Dios que se termine toda esta serie de disparates morales que vemos por todas partes: atracos, violencias, conceptos erróneos sobre el sexo, la familia; el aborto, la eutanasia; y cuanto hay”.
Se caracterizaba por su gran memoria, de la que muchos en la UDEP somos testigos. Además, comenta la doctora Isabel Gálvez, exvicerrectora de la Universidad y exdecana de la Facultad de Comunicación: “era muy ordenado en las fechas importantes de la vida del Opus Dei y las de nuestra familias en la Universidad…. Siempre rezaba por ellas. Era muy puntual (en las clases o meditaciones que ofrecía); así nos daba ejemplo y nos enseñaba. Era muy claro y profundo; serio en su modo de ser, pero con mucho sentido del humor; muy directo, claro; estudiaba, leía y estaba al día en los escritos de la Iglesia”, anota la doctora Gálvez.
Doctorado en Derecho Canónico, “tenía una mente muy clara en los temas jurídicos, ya que esa era su profesión civil”, dice la doctora Gálvez, también jurista.
Guardaba un especial cariño por Piura (no por su calor, por cierto) y por la Universidad de la que nos dijo, en abril último: “Veo a la Universidad como un milagro, de esos que hacen los santos”; frase similar a la que pronunció en 1994, unos ocho años antes de la canonización de san Josemaría Escrivá.
Precisamente al comentar la cercanía de las Bodas de Oro de la UDEP, deseó para ella: “Unidad y audacia… porque así se nació, así se creció en la Universidad de Piura…”, expresó. En aquella entrevista, que tuvimos el privilegio de hacerle el 20 de abril, nos dijo también: “En el Perú me siento tan peruano como español. Desde muy pronto tuve mi nacionalidad peruana, mis documentos peruanos, incluida la tarjeta tributaria que había y la cartilla militar y todo cuanto hay. Y, bueno, aquí estoy y aquí moriré…”.